La mancomunidad Raíces de Castilla es un ejemplo de cooperación entre localidades que a través del hilo conductor de su historia invitan al viajero a descubrirlas. Frías, Oña y Poza de la Sal iniciaron en 1998 la aventura de divulgar el turismo en esa zona del norte de Burgos de forma conjunta y este año vuelven a estar en INTUR.
Los centros de interpretación del medievo y las salinas permiten comprender la importancia militar, económica y religiosa que Frías, Oña y Poza de la Sal desempeñaron en los orígenes de la primitiva Castilla. Murallas, iglesias, castillos, monasterios, calzadas y salinas conforman parte de un gran legado medieval.
La silueta de Frías, una de las ciudades más pequeñas de España, la dibujan el castillo de los Velasco y la iglesia de San Vicente. En el interior del recinto amurallado, estrechas y empinadas calles y casa de piedra con entramado de madera se apiñan colgando de la roca.
La villa condal de Oña, declarada conjunto histórico, y en especial el monasterio de San Salvador jugaron un papel crucial en el nacimiento de la primitiva Castilla, acontecimientos que cada año, en el mes de agosto, se rememoran en el Cronicón, representado por los vecinos de la localidad.
La actividad salinera ha condicionado la vida y la economía de Poza de la Sal desde los romanos hasta finales del siglo XX. Construcciones como el acueducto, almacenes, pozos y salinas constituyen un legado patrimonial y etnográfico único en Europa, un espacio declarado Bien de Interés Cultural del que también forman parte el castillo, el conjunto amurallado, el conjuradero y las eras, la iglesia de San Cosme y San Damián, las plazas, el palacio y Fuente Buena.