Frías está catalogado como ‘Uno de los Pueblos más bonitos de España’ y no todos saben que cuenta con dos barrios, Tobera y Quintanaseca, donde el verano se vive muy relajadamente. La regla número 1 en ambos lugares es «cero estrés». La agenda estival depende de la generación a la que se pertenezca. Los más pequeños distribuyen el día entre el río, las rutas en biclicleta, los columpios y las meriendas.En Quintanaseca, los peques se bañan en el Ebro a la sombra de frondosos fresnos, chopos y sauces y en Tobera en la cascada que impresiona siempre al visitante. Los más jóvenes se suelen levantar tarde porque no faltan a ninguna verbena del entorno y por la mañana se van a Frías a tomar algo o a las piscinas de la cercana localidad de Quintana Martín Galíndez. Los más maduritos madrugan para atender la huerta, andar por el monte o pasear al perro si es el caso. A mediodía se toman el aperitivo a la puerta de casa en Quintanaseca o en el choco (el antiguo horno) en Tobera. Por la tarde, el relax es total y las mujeres se juntan para jugar a las cartas. Veranear en el pueblo significa levantarse cuando ya no se tiene sueño, desayunar en la terraza en compañía de los silbidos de los pájaros, charlar, pasear, tomar aperitivos y... dejarse llevar. Lo que tampoco faltan son las escapadas a localidades más grandes. Los viajes diarios a Frías están dentro de la agenda. Coche para arriba, coche para abajo. A primeros de agosto, la ciudad estuvo maravillosamente animada por el WIM, un encuentro musical internacional en el que jóvenes de distintos países compartieron conocimientos y aprendieron de la mano de profesores de primer nivel. Además, no faltaron las actuaciones espontáneas ni los conciertos en el castillo. Este pasado fin de semana, la ciudad también ha estado muy activa con el mercado medieval y las representaciones vecinales. Frías es una ciudad que sabe atraer al visitante y ofrecerle eventos siempre con tirón. entorno inigualable. Muchos son los que dicen que la coqueta ciudad parece sacada de un cuento. La belleza de sus calles medievales nunca deja indiferente a nadie y así lo han reconocido las instituciones a lo largo de los años. La localidad alcanzó el Primer Premio Provincial de Embellecimiento en 1976, el Primer Premio Nacional de Turismo en 1980 y el Premio C de Turismo de Castilla y León 1994. Recientemente, ha entrado a formar parte de la Asociación de los ‘Pueblos más bonitos de España’. El trazado urbano de la localidad permite adivinar su rico pasado, en el que gozó de una próspera artesanía que abastecía a los pueblos del contorno. Los 2.300 habitantes que poseía a comienzos de la Edad Moderna se han reducido a unos 300 actualmente debido al fenómeno de la emigración. Hoy es un municipio que busca atraer a los visitantes con su encanto heredado pero también ampliando recursos e infraestructuras y programando actividades de todo tipo. Los turistas no deben perderse el casco antiguo y edificios de interés como el Castillo, la Muralla de la Muela, las iglesias de San Vicente y San Vitores, los molinos harineros, los conventos de Vadillo y San Francisco, las puertas de la ciudad, el recinto amurallado, las casas colgantes, la judería, la casa cuartel, el Ayuntamiento y el lavadero. Y por lo que respecta al entorno deber acercarse hasta Tobera y Quintanaseca, donde la regla número 1 en verano es «cero estrés».