El Concurso Nacional de Pieza Única premia las obras de María del Mar Antón y Manuela del Campo, en las que la palabra es protagonista

Sab, 30/07/2011
A.S.R. / Burgos
La literatura manda en la casa de la artesanía. Por lo menos en el XVI Concurso Nacional de Pieza Única, que ayer entregó sus galardones en el Teatro Principal con la exposición de las obras seleccionadas como decorado. Las dos ganadoras han convertido en musa a la palabra, de una u otra manera. Manuela del Campo, premiada en la modalidad Tradicional, presenta El árbol de los dulces sueños, un sonajero de plata y oro que nació al mismo tiempo que un cuento que le da sentido. Y María del Mar Antón, distinguida en la categoría de Creativa, se regodea en el miedo al folio en blanco que todo escritor padece alguna vez en la propuesta titulada En blanco, realizada en cerámica.
No sufrió este síndrome Manuela del Campo. Lleva catorce años dedicada a la artesanía, empezó con el cuero tras salir de la Escuela de Arte y siguió con la joyería después de trabajar con el maestro Alfonso Polo en Frías. Cuando dio por terminada la formación, abrió su propia tienda-taller en Briviesca, cerca de los bosques, donde encuentra su inspiración. La silueta de las hojas, la robustez de los troncos, la fragilidad de las ramas... Cualquier forma es susceptible de convertirse en una pieza de artesanía como el sonajero galardonado, el mismo que le ha dibujado una sonrisa en la cara. No puede estar más orgullosa de esta criatura de oro y plata, que creció al arrullo de este cuento...
Estiró y estiró su tronco todo lo que pudo, con fuerza, hasta que alcanzó la altura máxima que puede alcanzar un árbol. Pero la savia solo sube lo que la fuerza de la gravedad le permite y el árbol ya no crecía más, porque la savia no llegaba a su copa. El árbol quería tener una copa espesa y majestuosa, como su poderoso tronco. Para ello buscó una alianza con los ángeles. En su interior custodiaría sus dulces sueños. A cambio, ellos elevarían la savia hasta lo alto de la copa. Así fue como consiguió ser un gran árbol, el más grande de todos. Cuando el viento mecía la copa del árbol más alto, se oía un suave tintineo que partía del lugar secreto donde el árbol guardaba los dulces sueños de los ángeles.
Pero Del Campo no vive en las nubes ni se deja engañar por este mágico sonido. Tiene los pies en el suelo y hace tiempo se dio cuenta de que vivir solo de la artesanía se tornaba en misión imposible. Por eso en su estudio lo mismo realiza un brazalete exclusivo que cambia las pilas y las correas al reloj del abuelo. Una y otra tarea con el trato más personal que se puede brindar. Lo que sí ha dejado de lado son las ferias. Después de trabajar toda la semana, el sábado por la tarde solo tiene ganas de irse a su casa y de dar un paseo el domingo. Quién le manda pedir más. «Además las ferias son muy duras», apostilla y, resignada, admite que el sector está mal, «como todo». «Si los del pan venden poco, imagínate nosotros. Si tienes que quitarte de algo, lo primero son las cosas que no son vitales, aunque también hay que empezar a aprender a consumir, ser más selectivos, y no dejarnos llevar por tener cuanto más mejor», reflexiona.
Esta visión se contrapone a la que dibujan Julia Delgado, presidenta del Colectivo de Artesanos de Burgos (Coarte), y Pilar Prieto, artesana y coordinadora de la exposición. La jefa del gremio cree que el sector está vadeando la crisis y lo dice a tenor de la satisfacción con la que sus colegas se fueron tras participar en la última Feria de Artesanía. «Se fueron muy contentos con la respuesta del público y con las ventas», apunta Delgado, quien se remite a la encuesta anónima que todos los años pasan a los profesionales invitados. Pero también dirige su dedo a la respuesta obtenida por el Concurso de Pieza Única. Una convocatoria que, aseguran Prieto y Delgado, crece cada año en cantidad y calidad. Tampoco su proyección se ha resentido.
Su eco cada vez es mayor y de ello da cuenta la diversa procedencia de las veintiocho piezas seleccionadas. Desde Pontevedra hasta Castellón pasando por León, Palencia, Zaragoza, Segovia, Cádiz, Bilbao, Madrid, Navarra, Badajoz, Cáceres y Barcelona. Sin olvidar a los de casa, que también han competido.
Variedad en los puntos geográficos y en las técnicas utilizadas. Cerámica y forja, madera y joyería, textiles y vidrio conviven en esta sala hasta el 7 de agosto. Pero solo dos lucen diploma. Las que ha querido un jurado compuesto por los artistas-artesanos Humberto Abad y Carlos Armiño; el gerente del Instituto Municipal de Cultura (IMC), Ignacio González; el responsable de la Obra Social de Cajacírculo, Pedro Torrecilla; el diputado de Cultura, Luis Jorge del Barco; y la representante de la Federación de Organizaciones Artesanas de Castilla y León (Foacal), Nacha Rodríguez.

El gremio y sus planes de futuro
La artesanía es protagonista del verano burgalés. Hace escasos días se ponía punto final a una feria en El Espolón y ayer se abría la de cerámica, ya tradicional (ver última página del periódico). De feria en feria, el estío es mala época para trazar planes de futuro. Lo expresaba así la presidenta del gremio. Julia Delgado emplaza a otoño para conocer los proyectos que baraja Coarte. Será entonces cuando se reúnan para valorar algunas propuestas como la de impartir talleres para adultos dada la expectación que en ellos despiertan los que ahora se hacen con niños como actividad complementaria de los mercados.
A esta agenda también se asoma la posibilidad de crear nuevas ferias monográficas, temáticas. En el aire está.
Y de lo que no hay nada nuevo bajo el sol es del viejo y prioritario proyecto de embarcarse en las nuevas tecnologías. La presencia de la artesanía en internet tendrá que esperar. Delgado afirma que, en estos momentos, es un asunto muy parado.