La celebración con más sabor fredense y con vitola de ser una de las más antiguas de la cultura popular española es la Fiesta del Capitán. De hecho, su nacimiento está documentado en el siglo XV y solo ha cambiado su traslado del domingo más próximo al más cercano a la festividad de San Juan. También el paso de los siglos ha modificado levemente su imagen. El caso más claro se halla en el uniforme que luce el Capitán, inspirado en las ropas militares del siglo XIX.
Al tratarse de una fiesta de origen bélico, ha absorbido otros hechos de armas más recientes como las Guerras Carlistas y la de la Independencia, aunque el recorrido refleja de forma fidedigna las batallas medievales de la ciudad.
La estructura del evento, que se divide en varios días, comienza con una reunión de danzadores que, acompañados por los vecinos, se dirigen hacia el Ayuntamiento para recoger la bandera. Después, la comitiva se dirige hacia el castillo, donde se procede al nombramiento del Capitán tras la prueba del ‘revoloteo’ de la bandera a manos de los aspirantes.
Así, tras dar la primera vuelta por las calles de Frías, los actos del primer día concluyen al anochecer, mientras que el día grande arranca con las tradicionales dianas previas a la Misa del Capitán en la Parroquia de San Vicente Mártir.
Una vez concluida, da comienzo la segunda vuelta, que se inicia con la recogida de la bandera que ondea en la Casa Consistorial por parte del Capitán, quien tras ser alabado por los danzantes mediante la tradicional fórmula «a la salud del Capitán y su acompañamiento, que Dios le guarde por muchos años, ¡que viva!», comienza su camino por las calles de la ciudad hacia el puente medieval.
Al personaje central le acompañan danzadores, dulzaineros y redoblante, así como autoridades, vecinos y visitantes de la ciudad y caballos enjaezados.
Arribando al puente medieval por el camino tradicional, el Capitán ejecuta el primer ‘revoloteo’ de la bandera y continúa hasta la era de San Juan, donde se lleva a cabo el segundo ‘revoloteo’ con dos series de movimientos.
En el transcurso de estos actos, el Capitán, que lleva la bandera al hombro, hace una reverencia para responder a los ‘vivas’ de los danzantes quitándose el sombrero antes de ‘revolotear’ la bandera a ras de suelo en una sola serie de movimientos. Posteriormente, el regreso a la ciudad es amenizado gracias a los cánticos de las mujeres por el camino de la Rueda hasta ejecutar el tercer ‘revoloteo’ en la plaza del Ayuntamiento.
Finalmente, la bandera retorna al balcón de la Casa Consistorial.
Fiesta por la libertad
Para conocer el origen de esta fiesta hay que remitirse a las crónicas históricos que recogen que el día 12 de mayo de 1435, el rey Juan II concede a Frías el titulo de ciudad.Sin embargo, el 12 de agosto de 1446 cambia con Pedro Fernández de Velasco, Conde de Haro, la Villa de Peñafiel por Frías, tomando así el conde posesión de la ciudad por un portillo del castillo que todavía se le conoce como ‘puerta falsa’.
Tras este trueque en los primeros tiempos, las relaciones entre el conde y los fredenses fueron cordiales. Sin embargo, de forma lenta y continua, se eliminaron los fueros y se subió los impuestos a los vecinos, que se negaron a pagarlos como respuesta a su pérdida de libertades.
Así las cosas, en julio de 1450 los hombres del Conde cercaron Frías por todas partes y mantuvieron el asedio a la ciudad durante dos meses en los que se produjeron numerosos choques armados entre las tropas condales y los vecinos.
Ante la férrea resistencia de los habitantes, se llegó a una paz pactada.Para ello, se envió un escrito las autoridades locales que recogía las condiciones y motivos que les llevaron a sublevarse, por lo que el Conde accedió a la mayoría de las peticiones.
De acuerdo a esta historia, el origen de la Fiesta del Capitán procede de aquel levantamiento popular y de la elección de un joven aguerrido y valiente por los vecinos para que liderara las tropas contra el Conde.
La importancia de estos hechos y el cariño que los vecinos tienen con su historia, patrimonio y tradiciones, hizo que desde el año 1481 se celebre la fiesta, tal y como acreditan antiguos documentos. La fiesta se mantiene más viva que nunca, y los fredenses, orgullosos de ella, reviven la rebeldía y resistencia de sus antepasados año tras año.
Gerardo González/ Briviesca 22/06/2015