En Frías, los vecinos estuvieron ayer con el alma en vilo al oír que Villarcayo se había inundando por la mañana porque eso significaba que la riada acabaría llegando en cuestión de horas. Los operarios municipales y también el alcalde, estuvieron continuamente pendientes de la crecida del Ebro. En un principio, se estimó que a las 14,30 horas se produciría el máximo caudal pero no fue así ya que fue creciendo a lo largo de la tarde aunque el río no llegó a desbordarse en ningún momento.
Decenas de vecinos se acercaron en forma de goteo, al puente para observar las escaleras de piedra que hay en la zona y que según la sabiduría local indican sin errores si la alerta es preocupante o no. A las diez de la noche quedaban cinco escalones al descubierto y sin agua por encima, lo que no hacía presagiar que la riada no iba a ser tan grave como la del pasado 31 de enero que anegó el cámping, decenas de viviendas y varios negocios.
La preocupación entre los fredenses por las consecuencias de las avenidas de agua, las nevadas y los deshielos de las últimas semanas les está haciendo mella en el ánimo. Además, les está provocando inseguridad e incertidumbre. También les preocupa de forma especial el estado de las carreteras que permiten entrar y salir a la localidad. Una de ellas, es la que atraviesa El Portillo de Busto y que ha sufrido hundimientos en algunos de sus tramos. Hay que recordar que esta vía serviría a los fredenses para escapar en caso de emergencia nuclear en Garoña. Vecinos y autoridades reclamaron un arreglo rápido de la calzada.
M.J.F. / Frías - viernes, 27 de febrero de 2015